Por Victoria Okoye
En Accra, existe una tensión permanente entre los comerciantes ambulantes de la ciudad que luchan por ganarse la vida en las aceras y calzadas de la ciudad, y la Asamblea Metropolitana de Accra (AMA, por sus siglas en inglés), que busca limitar y reducir sus actividades de estos espacios públicos. En ningún lugar esta tensión es más palpable que en el centro de la ciudad, conocido como Accra Central. Aquí, negocios prósperos, industria y mercados convergen, creando un eje importante que atrae aproximadamente un 70% del tráfico diario de la ciudad —y la AMA cree que los comerciantes ambulantes y los comerciantes solo hacen que el problema ya existente de embotellamiento desmedido, sea mucho peor—.
Quioscos señalados para ser retirados por la Asamblea Metropolitana de Accra, una escena habitual en la ciudad. Aquí, una acera en Jamestown con quioscos pintados con la bandera nacional de Ghana que permanecen vacíos.
En la cumbre City Lab de octubre de 2015 en Londres, el alcalde de Accra habló sobre su intento por reducir el “tráfico, por la mezcla caótica de transportes, peatones y mercados” resultante de la ocupación de las vendedoras y los vendedores de las acercas a las calzadas de Accra Central. Después de pintar limites con líneas rojas en las acercas y desplegar vigilantes de la AMA, el alcalde informó que había limitado exitosamente la invasión de los vendedores y saneado el Distrito de Negocios Central (CBD, por sus siglas en inglés). Sin embargo, a pesar de una historia de acoso, confiscación de bienes, desalojos, arrestos y demoliciones de sus estructuras, e incluso de las más recientes líneas rojas, los vendedores ambulantes e itinerantes continúan volviendo a sus lugares de trabajo: las calles y aceras en las que comercian.
Accra lucha por convertirse en una ciudad moderna, pero la versión de modernidad de Accra tiene que basarse en los sueños, necesidades y demandas de sus propios ciudadanos. Esto incluye a los vendedores ambulantes y los de los mercados (los cuales constituyen una parte significativa de la considerable economía informal de la ciudad) y los residentes de la ciudad que frecuentan a estos vendedores y espacios públicos.
Por ahora, la tensión entre los diferentes actores de estas calles desemboca en calles caóticas y a menudo desorganizadas. Pero con consideraciones y planificación apropiadas, basadas en las necesidades y demandas de los ciudadanos, se podría fomentar que las calles fueran más dinámicas y que pusieran en práctica su potencial como recursos compartidos. Así es cómo:
Los diseñadores urbanos pueden reconocer que el uso popular de la venta ambulante demuestra que hay demanda de estos servicios, y ver la tendencia de abajo hacia arriba hacia un desarrollo de uso mixto que mezcle una gama de actividades en calles accesibles. Los vendedores ambulantes e itinerantes de Accra sacan provecho de los espacios fácilmente accesibles para los peatones y quienes se desplazan al trabajo. Ellos escogen ubicaciones con un flujo de peatones intenso y constante y tráfico lento de vehículos para instalar una tienda, convirtiéndose en elementos habituales con sus quioscos, tenderetes o puestos prefabricados fijos en vecindarios, a lo largo de aceras, esquinas e intersecciones, en concurridas paradas de trotro (minibús), filas de taxi y aparcamientos de camiones, enfrente de oficinas, residencias y compañías comerciales, bajo las sombras de grandes árboles, así como en terrenos vacíos y cerca de parques públicos. Para hacer esto, ellos establecen sus propios acuerdos individuales de arrendamiento con los propietarios de las tierras o los supervisores, negociando el uso de estos espacios, y pagando a los propietarios antes de establecer sus tiendas. Por ejemplo, en un ajetreado barrio céntrico de Osu, James, un vendedor de cocos y elemento habitual en la abarrotada T-Junction de la calle Oxford, dice que gana alrededor de cincuenta cedis ghaneses (aproximadamente $13 USD) por día y después paga al propietario de la tierra 20 cedis ghaneses ($5,25 USD) por día como alquiler por vender en este lugar. Asimismo, James paga cuotas a la AMA por el derecho a trabajar aquí.
En todas estas, y otras, ubicaciones, los peatones y quienes se desplazan al trabajo son clientes habituales de los vendedores ambulantes e itinerantes y sus bienes, comprando comida para llevar, tarjetas de recarga para teléfonos, enseres del hogar, frutas y verduras, y comercio al por menor. De una manera informal, de abajo arriba, estas actividades de los diferentes actores contribuyen a un patrón de desarrollo de la ciudad híbrido, de uso mixto. Este es el mismo tipo de patrón de uso de la tierra que los planificadores urbanos desean crear alrededor del mundo; junto a un desarrollo urbano compacto, calles abiertas con aceras y un sistema de transporte urbano fuerte para mejorar la eficiencia del uso de la tierra, reducir la congestión del tráfico, el costo del transporte, y para favorecer calles más dinámicas y transitables por los peatones.
Una escena en las calles de Osu donde la actividad comercial de los vendedores ambulantes no solo se suma al ajetreo de la zona, sino que ayuda a definir el barrio con un carácter de comercio global y local.
Los funcionarios de la ciudad pueden elaborar un desarrollo urbano sobre narrativas centradas en los ciudadanos en cuanto a cómo puede la ciudad servir y ser usada por ellos. Mientras los gobernantes de la ciudad diseñan calles con flujos de transporte en mente, los ciudadanos de Accra usan estos espacios públicos tanto para el transporte como para actividades comerciales, sociales, artísticas y otras actividades de desarrollo de la comunidad. Los ciudadanos caminan por las aceras (cuando existen) y andan en bicicleta por las calles junto a los coches. Ellos se sientan o se paran en las paradas de autobuses mientas esperan al próximo trotro que los lleve a su destino. Buscan comerciantes de tarjetas de teléfono, caramelos, galletas, bananas asadas, maíz y ñame y otros pequeños artículos para llevar consigo en sus desplazamientos. De este modo, las calles y aceras de la ciudad pueden incorporar este abanico de actividades, como lugares seguros y abiertos para caminar, esperar, observar, sentarse, andar en bicicleta, socializar, comprar y vender. Unas calles más completas podrían incluir no solo unas vías en su mínima expresión, sino también aceras con paradas de autobús bien señaladas, árboles y sombras, asientos, luces y botes de basura, carriles para bicicletas y cruces peatonales claros y seguros.
Primera hora de la mañana en el abarrotado cruce de Dzorwulu, donde los vendedores de calle fijos venden donas, mientras los itinerantes caminan arriba y abajo de la calzada vendiendo bolsas de agua potable.
Los funcionarios de la ciudad tienen que planificar para la realidad de un comercio de calle, diseñando nuevas soluciones a nivel de calle. La AMA planifica la construcción de nuevos mercados a gran escala, como locales comerciales separados para los vendedores de mercado, pero la personalidad de las calles de la ciudad otorga a cada parte de la ciudad una identidad propia, sosteniendo una mezcla única de actividad comercial en las principales intersecciones de las rutas diarias de los trabajadores. Los vendedores ambulantes son una parte esencial de la naturaleza de cada calle. Así que una estrategia de diseño de las calles más equitativa, equilibraría la necesidad de los vendedores ambulantes de usar los espacios públicos y mantener sus medios de sustento, con la necesidad de los gobernantes de la ciudad de garantizar una red de calles y espacios públicos organizada y fluida que fomente la vida social, cultural y económica de sus ciudadanos.
*Para hacer constar nuestra preocupación por el potencial ocultamiento de la desigualdad de sexos que se presenta a nivel discursivo, y de realizar textos cuyos contenidos sean accesibles para todas nuestras audiencias, en nuestras publicaciones haremos un desdoblamiento de los sustantivos al principio para denotar que nos referimos tanto a hombres como mujeres, y a partir de entonces, de no existir alternativas, seguiremos las reglas gramaticales del español y recurriremos al uso de genéricos masculinos en el plural.
Primera foto: En Osu, el vendedor de cocos James atiende a peatones.
Fotos: V. Okoye