Las personas pobres enfrentan grandes desafíos para acceder a los servicios de salud. Sin embargo, las trabajadoras y trabajadores en condiciones de pobreza, especialmente quienes laboran en empleo informal, “tienen dificultades específicas de acceso debido a la naturaleza de su trabajo y los lugares donde lo desarrollan, y pueden necesitar tanto servicios de salud ocupacional, como de salud general”, como argumenta Laura Alfers, Directora adjunta del programa Protección social de WIEGO. Con ocasión del Día Mundial de la Salud y la Seguridad en el Trabajo, compartimos las historias de cinco trabajadoras en empleo informal de diferentes ciudades que han sufrido enfermedades graves, quemaduras casi letales e incluso cáncer, para conocer mejor los servicios de salud de los que disponen, las dificultades que enfrentan para acceder a estos servicios, y cómo se podrían reducir esas barreras.

Ushaben vive en Rajiv Nagar, India, y lleva, con su marido, una pequeña tienda en la parte delantera de su casa. Madre de tres hijos mayores, su jornada habitual comienza a las 5 de la mañana y suele acabar cerca de la medianoche. En 2008, Ushaben contrajo un tumor de la glándula tiroidea y tras múltiples visitas en tres hospitales y varios doctores privados finalmente debió someterse a una intervención quirúrgica en un hospital privado. Tanto el tiempo que pasó ausente del trabajo como los costos de la cirugía y la medicación han supuesto una importante carga para su familia durante años. Ushaben, que continúa enfrentando problemas de salud hasta la fecha, comenta: “la operación costó 20 000 Rs. (314,21 USD), y tuve que pedir prestado a familiares y amigos para cubrir los gastos del hospital”. Conozca más sobre la historia de Ushaben (en inglés).

Koon Berkbandee, de 41 años, trabajadora a domicilio de la industria textil, vive en Bangkok junto a su marido (albañil), sus dos hijas, su nuera y sus nietos. Ella, junto a los miembros de su familia, fue realojada en el edificio de protección oficial Chalong Krung, un proyecto que ofrece vivienda popular para la gente pobre y de barrios marginales que han sido desalojados del centro de Bangkok a las afueras de la ciudad. Dos o tres años después, Koon se dio cuenta de que tenía un pecho enrojecido e hinchado, y con un bulto. Ella fue diagnosticada de cáncer estadio II. Durante aquel tiempo, Koon no podía ganar dinero, pero, aun así, debía pagar los gastos de transporte por las múltiples visitas al hospital. Conozca más sobre la lucha de Koon (en inglés) para acceder a la tarjeta de Cobertura Universal (UC, el programa de seguridad social nacional de Tailandia), y la lucha que aún libra contra el cáncer. Conozca más sobre el programa de cobertura universal tailandesa en nuestro blog.

Xolisile Mhlongo vende albóndigas de carne y cabeza de vaca en Warwick Junction, Durban, Sudáfrica. Su jornada empieza a las 4:30 de la mañana en el concurrido intercambiador de transportes, por donde pasan casi medio millón de personas diariamente. Una mañana en 2010, un incendio en su puesto la envolvió en llamas quemándole la cara y el tronco. Los comerciantes de alrededor la mojaron con agua, sin saber que eso empeoraría su situación. Hoy en día, Xolisile, trabaja de nuevo en el puesto de Warwick, pero ella y sus compañeros han participado en un curso de formación en salud y seguridad ocupacional llevado a cabo por la junta (dirigida por los propios comerciantes) de Phephanathi (salud y seguridad), apoyado y facilitado por Asiye eTafuleni (AeT), una ONG que trabaja con los comerciantes del mercado para mejorar los espacios urbanos en los que trabajan. Conozca más sobre la historia de Xolisile aquí y sobre el Proyecto Phephanathi (ambos en inglés).

Kanchana Changtsrong ha trabajado como trabajadora del hogar en Bangkok durante 37 años, y gracias a sus conocimientos de inglés consigue ganar 16 000 THB (530 USD) al mes. No tiene derecho a ningún tipo de cobertura médica, ya que su contrato estipula que su empleador es únicamente responsable de su salario. Ella misma debe hacerse cargo de los gastos en caso de enfermedad. Durante los últimos tres años ha sufrido varios problemas de salud. Ella no confía en la calidad de los servicios de salud de la CU; piensa que únicamente le prescribirían comprimidos de paracetamol. Ella comenta: “existen muchos pacientes que utilizan la CU. El servicio está sobrecargado, hay una larga lista de espera. Yo no dispongo de tanto tiempo”. Kanchana paga todos sus tratamientos de su propio bolsillo y a veces ha tenido que pagar hasta 5000 THB (167 USD) por los medicamentos. Conozca más sobre la experiencia de Kanchana (en inglés) con la CU tailandesa y sus dificultades para continuar con su trabajo mientras sigue necesitando múltiples tratamientos imprescindibles de manera regular.

Subhadraben es una trabajadora a domicilio y miembro de la Asociación de Trabajadoras Autoempleadas (SEWA, por sus siglas en inglés) en Ahmedabad, India. Para mantener a su familia, ella lía beedis (cigarrillos indios) desde su hogar, de una sola habitación y sin ventanas, situada en un barrio marginal de la ciudad. Ella recibe unos ingresos aproximados de 50 Rs. (0,79 USD) al día por liar de 500 a 600 beedis. Hasta hace 14 años su salud era buena. Pero a partir del nacimiento de su segundo hijo, comenzó a quedarse sin aliento y sin energía incluso para andar. El doctor del hospital público le dijo que tenía un problema serio y le prescribió medicinas que debía tomar diariamente. El costo diario de las medicinas era de 13,50 Rs. (0,21 USD) —más de la cuarta parte de sus ingresos— y ella no podía costearlo. Un día en junio de 2014, después de cocinar se sintió sin aliento de repente. No podía ver nada, estaba mareada y era incapaz de andar. Su familia la llevó al Hospital General de Shardaben, donde la trataron y la ingresaron durante cuatro días. Afortunadamente, el costo de su estancia, 700 Rs. (11,01 USD), fue reembolsado a través del esquema de seguro de SEWA, del que es miembro. Conozca más sobre la experiencia de Subhadraben (en inglés) para acceder a un tratamiento adecuado y de su experiencia con la cobertura del seguro de SEWA.

Las experiencias de Ushaben, Koon, Xolisile, Kanchana y Subhadraben ilustran que la salud es un tema importante para las trabajadoras y en especial para las trabajadoras y los trabajadores en empleo informal debido a las contingencias relacionadas con el trabajo y a la naturaleza particular e inusual del trabajo informal.

Para conocer más sobre seguridad y salud ocupacional de las trabajadoras y trabajadores en empleo informal, vea el video de 20 minutos realizado por WIEGO y sus socios Asiye eTafuleni (AeT) en Sudáfrica; HomeNet en Tailandia; y la Asociación de Mujeres Autoempleadas en India, (SEWA) que cuenta las historias de las trabajadoras en empleo informal y las dificultades  que enfrentan en sus respectivos países para acceder a los servicios de salud. También presenta algunas de las soluciones que cada una de estas organizaciones ha desarrollado para atenuar dichas barreras.

Foto: Paula Bronstein/Getty Images Reportage

Para hacer constar nuestra preocupación por el potencial ocultamiento de la desigualdad de sexos que se presenta a nivel discursivo, y de realizar textos cuyos contenidos sean accesibles para todas nuestras audiencias, en nuestras publicaciones haremos un desdoblamiento de los sustantivos al principio para denotar que nos referimos tanto a hombres como mujeres, y a partir de entonces, de no existir alternativas, seguiremos las reglas gramaticales del español y recurriremos al uso de genéricos masculinos en el plural.

 

To read in English, see here.