Por Leslie Vryenhoek
El letrero en la entrada al Centro de reciclaje Vaal Park, en Sudáfrica, muestra 23 logos; cada uno representa a un socio público o privado que se ha unido para hacer de esta iniciativa un éxito. Y en el corazón de este centro, hay un equipo de trabajadores con determinación –todos anteriormente recicladoras y recicladores en el vertedero de Sasolburg– quienes están convirtiendo una idea verde en una empresa sostenible.
Una cooperativa de recicladores y recicladoras en Sudáfrica ha aprovechado asociaciones público-privadas para crear un programa de reciclaje comunitario. Inaugurado en 2014 para dar servicio a 3000 viviendas, el centro de reciclaje de Vaal Park está expandiendo gradualmente su alcance. Foto: Jonathan Torgovnik/Reportaje de Getty Images.
La cooperativa Ikageng Ditamatieng, una asociación formalmente registrada, formada por los recicladores de ese vertedero, dirige el nuevo centro de reciclaje abierto en noviembre de 2014. La cooperativa trabaja con todos los niveles del gobierno –la municipalidad, el Departamento de Desarrollo Económico, Asuntos Ambientales y Turísticos de Free State (DETEA, por su sigla en inglés) y el Departamento Nacional de Asuntos Ambientales–. Una amplia gama de socios industriales también está involucrada, incluyendo al Consejo de Empaquetado de Sudáfrica (PACSA, por su sigla en inglés) y la compañía de reciclado de PET (PETCO), entre muchos otros más.
Simon Mbata, uno de los trabajadores y líder por mucho tiempo de la Asociación de Recicladores de Sudáfrica (SAWPA), desempeñó un papel decisivo para que se lograra establecer el Centro. Explicó que Vaal Park, situado en Free State, que está a aproximadamente una hora en coche al sur de Johannesburgo, fue elegido como la primera comunidad para empezar un programa de segregación de residuos en origen. Inicialmente, se invitó a 3000 hogares a recoger dos contenedores con ruedas: uno para el papel, cartón, vidrio y todos los plásticos y el otro para los residuos no reciclables. Todos los miércoles, los camiones de basura transportan los residuos al relleno sanitario. Los jueves, el camión del Centro de reciclaje hace las rondas, recolectando los residuos reciclables y llevándolos al Centro para su clasificación.
Simon Mbata –reciclador, planificador estratégico, encargado del parque y soñador– es la fuerza propulsora detrás del Centro de reciclaje Vaal Park, en Sudáfrica. Foto: Jonathan Torgovnik/Reportaje de Getty Images.
Sin embargo, muchas personas no usan los contenedores y no esperan a la ronda de recolección del jueves; en vez de ello, llevan sus materiales reciclables hasta el Centro.
El Centro acepta todo, incluso lo que no se puede reciclar. “Eso crea una buena relación con la comunidad”, dice Simon, “y es una buena estrategia a largo plazo”. Señala una pila de neumáticos y luego a un montón de recipientes de Tetrapack. “No tenemos un mercado para esas cosas, pero las guardamos y esperamos a tener un mercado”.
Es menos optimista con respecto a la posibilidad de que alguna vez exista un mercado para los tubos fluorescentes usados, resguardados de forma segura detrás de la oficina. Pero sabe que si no les recibieran los materiales, la gente podría no volver nunca más.
La aceptación de la comunidad, señala Simon, es crucial, por lo que el equipo ha hecho un gran esfuerzo para rehabilitar el sitio que previamente era un vertedero informal. Ocho meses después de la apertura del Centro, el sitio está ordenado, con los materiales cuidadosamente separados, algunos en contenedores proporcionados por los socios como el Instituto de Gestión de Residuos de Sudáfrica, y otros convenientemente acotados. Hay mucho espacio para la maniobra de vehículos y un poco de jardín repartido por el terreno.
Además de ser el principal negociador para el Centro, Simon afirma que su papel oficial es hacer de jardinero y de responsable del parque. Cuando encuentra plantas que han sido desechadas, él las cuida hasta que se reponen y las coloca cerca de la pequeña oficina junto a la entrada. Otras plantas desechadas han sido recuperadas para decorar un área de descanso para los trabajadores.
El proyecto de reciclaje se está ampliando en la actualidad, con centenares de nuevos contenedores domésticos distribuidos entre las comunidades aledañas. Esto está respaldado por una campaña de sensibilización para que la gente entienda el beneficio ambiental y comunitario del reciclaje. Con este fin, el Centro ha conseguido un espacio semanal de 30 minutos en la radio comunitaria. También se llevan a cabo eventos de sensibilización en áreas públicas (como aparcamientos), donde los trabajadores reparten folletos y explican el valor de su trabajo.
Los 13 miembros de la cooperativa que conforman el equipo que trabaja en el Centro de reciclaje Vaal Park ganan todos el mismo salario mensual. Si bien es inferior a lo que podrían ganar reciclando en el relleno sanitario, creen que están construyendo un futuro mejor. Foto: Jonathan Torgovnik/Reportaje de Getty Images.
El objetivo del negocio es atraer un mayor volumen de material al Centro de reciclaje. En la actualidad, se vende al mismo intermediario que compra a los recicladores del vertedero. El intermediario fija el precio y toma un beneficio sustancial cuando vende a los grandes actores industriales. Simon afirma que el Centro de reciclaje espera algún día poder evitar al intermediario mediante el cumplimento de los requisitos de volumen mínimo mensual de esos compradores industriales.
Con este fin, el Centro integra a los recicladores que trabajan en las calles, rellenando carros con residuos reciclables. “Les pagamos el mismo precio que obtenemos por la venta”, dice Simon, observando que esta también es una estrategia a largo plazo.
El funcionamiento del Centro mejorará en las próximas semanas. Recientemente recibieron la donación de una máquina de embalaje eléctrica para ayudar a comprimir y embalar los residuos reciclables para la reventa. Ahora mismo está en su envoltorio, pero la compañía eléctrica se ha comprometido a conectar la electricidad la próxima semana.
El Centro de reciclaje Vaal Park es un testimonio de cómo los recicladores con determinación pueden unir a la comunidad, crear medios de sustento más seguros y mejorar el medio ambiente. Pero todo esto no ha llegado sin esfuerzo ni sacrificio. A pesar de los años transcurridos negociando e ideando estrategias –ninguno de los cuales trae beneficios inmediatos– los 13 trabajadores del Centro ganan actualmente menos de lo que podrían ganar trabajando en el vertedero.
Simon empezó su carrera como reciclador en 1998 y rápidamente se dio cuenta de que había dinero y potencial en los residuos. “Cuando trabajaba [en un empleo previo], no podía permitirme un coche. Cuando empecé a reciclar pude, y pude permitirme enviar a mi esposa a la escuela de secretariado”, afirma el padre de dos hijas en edad escolar.
Observa que muchos recicladores en el relleno sanitario pueden ganar 300 rands (18,6 USD) diarios. Sin embargo, el pago del Centro de reciclaje está lejos de llegar a esa cantidad. El mes pasado, las ganancias individuales (a todos los trabajadores se les paga la misma cantidad) ascendieron a 2300 rands (142,6 USD). Y de hecho, en los meses anteriores, algunos de los 21 trabajadores originales habían vuelto al vertedero debido a dificultades económicas.
“Aquí ganamos menos, pero estamos construyendo algo”, dice Gladys Mofokeng, una de las seis mujeres que trabajan aquí. Cumple el papel de secretaria, para el cual recibió alguna formación gracias al socio PETCO. También el comité financiero del Centro ha recibido orientación sobre buenas prácticas financieras. Pero, en general, sobre la construcción del negocio, Simon dice: “Lo hicimos de forma orgánica”.
Él espera que el progreso orgánico continúe –bastante al pie de la letra–. Simon ha puesto el ojo en los terrenos adyacentes al Centro de reciclaje, un campo prácticamente vacío donde la municipalidad acepta residuos de corral y jardín. Allí, quiere experimentar lo que se puede hacer con residuos orgánicos o “húmedos”, como la creación de composta comercial y la generación de biogás. Conoció este tipo de proyectos cuando asistió al Taller de estrategia global de los recicladores, en Pune, India, en 2012, y piensa que aquí tienen potencial.
“Pero, crecer toma tiempo”, dice Simon.
El Centro de reciclaje Vaal Park. Foto: Jonathan Torgovnik/Reportaje de Getty Images.
Para hacer constar nuestra preocupación por el potencial ocultamiento de la desigualdad de sexos que se presenta a nivel discursivo, y de realizar textos cuyos contenidos sean accesibles para todas nuestras audiencias, en nuestras publicaciones haremos un desdoblamiento de los sustantivos al principio para denotar que nos referimos tanto a hombres como mujeres, y a partir de entonces, de no existir alternativas, seguiremos las reglas gramaticales del español y recurriremos al uso de genéricos masculinos en el plural.
Foto en la parte superior por Jonathan Torgovnik/Reportaje de Getty Images
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