By Olga Abizaid

Más de 140 líderes de trabajadores en empleo informal de Lima y otras ciudades en el Perú se reunieron en noviembre para crear una plataforma común de demandas y propuestas para presentársela a los contendientes en la elección presidencial de 2016. El Encuentro nacional de trabajadores en empleo informal—una reunión de dos días organizada por Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO, por su sigla en inglés) y la Fundación Friedrich Ebert (FES, por su sigla en alemán)—fue el primer encuentro de, y para, los trabajadores en empleo informal a nivel nacional. Los trabajadores que participaron en el encuentro tuvieron oportunidad de escuchar en voz de Gastón Benza Pflucker del Partido Aprista Peruano y de Pedro Olaechea de Peruanos Por el Kambio, ambos jefes de plan de gobierno de sus respectivos partidos, las posiciones de esos partidos en cuanto al empleo, el derecho al trabajo y los instrumentos necesarios para mejorar la situación de los trabajadores en empleo informal. Pero más importante aún, los trabajadores en empleo informal pudieron presentarles sus demandas y propuestas y entablar un diálogo con ellos sobre cómo proceder hacia la formalización.

A pesar del crecimiento económico y de la estabilidad macroeconómica del Perú de los años recientes, el 70 por ciento de los trabajadores labora en empleo informal.

Si bien son invisibles para la mayor parte de los formuladores de decisiones, los trabajadores en empleo informal están al centro de las dinámicas urbanas en las ciudades peruanas. Los vendedores de periódicos (“canillitas”), vendedores de mercado y ambulantes, estibadores terrestres, lustradores de calzado, trabajadoras del hogar, moto-taxistas y recicladores hacen valiosas contribuciones a la ciudad y sus habitantes, entre otras cosas, al ofrecer bienes y servicios a precios asequibles y en lugares convenientes, al ofrecer medios alternativos de transporte donde el transporte público no está disponible, y al recuperar materiales reciclables y desviarlos de los rellenos. 

En el encuentro en noviembre, representantes de organizaciones de trabajadores en empleo informal destacaron en sus presentaciones los siguientes temas ante los representantes políticos que participaron en el encuentro:

La formalización debe ir más allá de la noción de pagar impuestos. Demandaron ser reconocidos como trabajadores, poder tener trabajo decente y ser incluidos en los procesos de elaboración de políticas. 

Muchos de ellos trabajan en espacios públicos. Para hacerlo, deben pagar cuotas, tasas e impuestos; pagan también por licencias y servicios. Y, sin embargo, no tienen garantía alguna de que los dejarán trabajar ahí.

Un marco legal claro (y favorable) debe ir acompañado de mecanismos para garantizar su implementación. Los trabajadores en empleo informal hicieron un llamado a que se apruebe el borrador de la Ley para  trabajador autoempleado, que se ha estado debatiendo por 10 años, y para la elaboración de leyes específicas a los sectores que respondan a las necesidades de los trabajadores en empleo informal.

Los trabajadores en empleo informal necesitan mayor protección social. Estos trabajadores laboran en condiciones duras, y a menudo peligrosas, pero no tienen acceso a guarderías, ni cuentan con protección social a través de su trabajo. En la mayoría de los casos no están protegidos por las leyes laborales, y aun en aquellos casos en los que sí lo están, dichas leyes no son respetadas. Los recicladores, por ejemplo, fueron pioneros en lograr una legislación que los reconociera como trabajadores, pero la regulación de la ley sigue pendiente hasta la fecha. Durante el encuentro, los estibadores hablaron de preocupaciones similares en torno a la falta de cumplimiento de las leyes sobre su sector: la ley de salud y seguridad ocupacional, por ejemplo, dice que no deberían levantar cargas de más de 50 kg, y sin embargo continúan teniendo que cargar sacos de más de 100 kg.  

Para reducir su vulnerabilidad, los trabajadores en empleo informal necesitan tener acceso a la protección social (incluyendo atención sanitaria y pensiones de vejez), así como mejor salud y seguridad en el trabajo; necesitan también lugares en donde puedan dejar a sus hijos mientras trabajan.

Cualquier proceso de transición hacia la formalidad necesita incluir capacitaciones y otros tipos de apoyos, incluyendo apoyo financiero, a fin de desarrollar las habilidades de los trabajadores, de permitirles acumular capital, y superar las restricciones que tienen para tener acceso al sistema bancario.

Un documento más detallado con las propuestas comunes y las específicas a cada sector será publicado en breve en espanol.wiego.org. 

De realizarse de manera sostenida, el dialogar con diferentes actores, incluyendo a tomadores de decisiones, y el proponer alternativas de políticas puede constituirse en un elemento para lograr más y mejores legislaciones y programas inclusivos y, por tanto, llevar a ciudades más inclusivas.

Este proceso participativo fue una de las lecciones aprendidas de un ejercicio similar en Lima. En 2009, representantes de trabajadores en empleo informal presentaron a los candidatos a la alcaldía una plataforma de demandas y propuestas tanto comunes, como específicas a los sectores ocupacionales durante un encuentro organizado por WIEGO, FES, Programa Sindical en la Economía Informal y Consorcio de Investigación Económica y Social. Entre los candidatos estaba quien resultó elegida alcalde de Lima y quien fungió como tal de 2010 a 2014. La dinámica del evento y la presentación efectiva de las propuestas de los trabajadores en empleo informal abrió una oportunidad para dialogar con el gobierno municipal que fue aprovechada por los vendedores de mercado y los vendedores ambulantes. Los primeros lograron obtener el compromiso de la municipalidad para participar en mesas multisectoriales frecuentes, que incluían varias instancias gubernamentales, tanto nacionales como locales, para discutir y abordar los problemas que enfrentaban estos trabajadores. Y los segundos hallaron una ventana de oportunidad cuando la municipalidad incluyó a organizaciones de vendedores ambulantes en una consulta para actualizar la regulación sobre comercio ambulatorio en Lima. La participación activo de los vendedores ambulantes en este proceso llevó a la redacción y aprobación de un marco legal más favorable sobre el comercio ambulatorio (Ordenanza 1787), en el que se les reconoce como trabajadores y donde se incluye un sistema de licencias por dos años que reduciría las incertidumbres legales con respecto al permiso de vender en las calles, así como programas de ahorro y apoyo para la formalización. Si bien estos espacios de diálogo a menudo no son estatutarios y pueden desaparecer si hay cambios en el gobierno, son importantes para despolitizar los problemas, construir relaciones de confianza entre las partes, y para desarrollar compromisos de largo plazo en torno a políticas y programas inclusivos.

Ahora, para continuar con el diálogo con los partidos políticos, las organizaciones de trabajadores en empleo informal realizarán más actividades de incidencia en los próximos meses conforme vaya avanzando la campaña electoral, y explorarán  otros mecanismos a su disposición para abordar a las autoridades de gobierno, como la Recomendación 204 de la OIT referente a la transición de la economía informal a la economía formal.

 

Publicado originalmente en World Urban Campaign.

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