En esta entrevista, Angélique Kipulu Katani, fundadora y actual secretaria general de la Liga por los Derechos de las Mujeres Congoleñas (LDFC, por su sigla en francés), reflexiona sobre 25 años de lucha de las mujeres que trabajan en empleo informal en la República Democrática del Congo.
La LDFC se conformó en 1999 en un contexto de guerra (la primera y la segunda guerra del Congo sucedieron entre 1996 y 2003). Las guerras trajeron inmensas violaciones a los derechos humanos, tales como violaciones masivas que eran utilizadas como arma de guerra. Las mujeres se movilizaron para participar en los procesos de toma de decisiones y muchas asociaciones, incluida la LDFC, se crearon en esta época.
Un par de años después de nuestra creación, pedimos afiliarnos a StreetNet Internacional para poder incluir a trabajadoras en empleo informal en nuestra lucha, especialmente a vendedoras ambulantes. StreetNet nos acompaña constantemente con las capacitaciones y la organización de vendedoras ambulantes y de mercado.
Hoy en día, gracias a nuestra labor, las mujeres que trabajan como vendedoras conocen sus derechos y están mejor preparadas para enfrentar a las autoridades que a menudo quieren echarlas de los espacios públicos.
Un tiempo después, StreetNet nos puso en contacto con WIEGO, que nos alentó a mirar hacia otros sectores de la economía informal, como lxs recicladorxs. WIEGO luego financió dos misiones bajo responsabilidad de StreetNet: la primera, para informar sobre la situación de lxs vendedorxs ambulantes; la segunda, para capacitar a las personas que trabajan en este sector. Fue la primera vez que estxs trabajadorxs recibieron capacitaciones, ya que no estaban para nada organizadxs en ese momento.
Al comienzo de la pandemia, WIEGO brindó un inesperado apoyo financiero para nuestra membresía, lo que fue crucial en la crisis: todo estaba bloqueado en la ciudad de Kinshasa, las fronteras estaban cerradas y las personas no podían entrar a la ciudad y obtener provisiones, ni por vía fluvial ni terrestre.
La LDFC ahora estudia cómo apoyar a las trabajadoras del hogar y también a las trabajadoras rurales que se dedican a la agricultura y la horticultura. Estas mujeres desempeñan un papel importante en proveer comida a las ciudades.
Pero las mujeres que hacen este trabajo rural enfrentan muchas dificultades para acceder a equipos de trabajo básicos como regaderas, machetes, botas de lluvia... sin mencionar los tractores, particularmente costosos debido al mantenimiento luego de la compra. Acaban teniendo que alquilar tractores cuando trabajan en el bosque o en otras áreas extensas.
También existe el problema del costo de transportar sus productos a la ciudad, de ahí la necesidad de crear cooperativas para reducir estos costos. Otra preocupación es la salud: es imposible estar encorvada todo el día sin sufrir consecuencias de salud.
Acerca de nuestras expectativas, demandamos cuidados mucho mejores para lxs trabajadorxs congoleñxs que están a la merced de los sucesos vitales sin ninguna red de contención, sin ingresos suficientes para vivir dignamente (comida, vivienda, salud, educación, jubilación, etc.). En la actualidad, la mayoría de lxs trabajadorxs se ven forzadxs a combinar empleos formales e informales para mantener a sus familias. Por ejemplo, realizan ventas informales en la puerta de sus hogares luego de su jornada en un empleo formal.
Este es sobre todo el caso de lxs empleadxs de empresas con inversión extranjera: les pagan salarios miserables y no tienen asistencia médica si se enferman; además, tienen que pelear y hacer huelga para que lxs registren en el Fondo Nacional de Seguridad Social. Con la escasez de oportunidades, se sienten forzadxs a aceptar trabajos precarios para la supervivencia diaria.
- Este texto fue editado por motivos de brevedad. Como parte de las celebraciones del 25.º aniversario, estamos retratando a las organizaciones que son miembros institucionales de WIEGO: sindicatos, cooperativas y asociaciones de trabajadorxs en empleo informal que son activas en WIEGO.