Entre julio y septiembre de 2022, StreetNet Internacional, la Alianza de Ciudades y WIEGO estuvieron entrevistando mujeres ucranianas, la mayoría comerciantes autoempleadas, para determinar cómo les está afectando la guerra a ellas, a sus ingresos y a su bienestar. Valentyna Korobka fue una de esas mujeres.
“Lo que nos salva a todxs es la ayuda mutua”, dijo Valentyna Korobka en el transcurso de una entrevista por teléfono.
Valentyna, que preside el Sindicato Libre de Emprendedorxs de Ucrania (VPPU), un afiliado de StreetNet, nos compartió de qué manera las acciones colectivas ayudaban a lxs ucranianxs a sobrevivir a estos días grises.
Bajo la ley marcial, se han reducido los derechos laborales y se les prohibió a los sindicatos ucranianos hacer la mayoría de las actividades que suelen hacer para defender los derechos de lxs trabajadorxs. Entonces lo que hicieron fue destinar sus recursos y energía a ayudar de manera inmediata a miembros y comunidades. El VPPU, un sindicato de 20 000 miembros de vendedorxs de mercado, emprendedorxs y vendedorxs a pequeña escala, es una de esas organizaciones.
Cuando Rusia comenzó la invasión, el 24 de febrero, el VPPU creó de inmediato un centro de voluntarixs a cargo de Valentyna.
“Miembros y activistas de nuestro sindicato trabajaron como voluntarixs e hicieron un esfuerzo enorme para ayudar a sectores de la población socialmente vulnerables, como gente discapacitada o familias con hijxs, a salir del país —dijo—. Sacamos a la gente discapacitada que no se podía mover. Estuvimos cooperando con el sindicato de ferroviarixs que nos ayudó a llevarnos a esa gente y trasladarla a otras ciudades”.
El equipo del VPPU ayudó a evacuar a lxs niñxs de internados u orfanatos, a transportar a lxs enfermxs y a lxs que necesitaban asistencia, y trabajó para aliviarles el sufrimiento.
Dijo que en el intento de asistir a otrxs, cada persona que pudo se sumó a colaborar, desde madres jóvenes a adultxs mayores. “No estaban calculando el tiempo ni estaban pensando en las dificultades a la hora de ayudar a hacer algo útil”.
El VPPU, fundado en 2011, utilizó sus extensas redes para enviar mensajes cruciales, como dónde se encontraba el búnker más cercano en caso de bombardeo. Y cuando bombardeaban los hogares de lxs miembros y quemaban documentos oficiales, abogaban con funcionarixs de gobierno para que les repusieran sus pasaportes con rapidez. Porque sin esa identificación oficial, no se podía pedir la asistencia del Gobierno.
En cuanto las fuerzas rusas llegaron a Irpín, el VPPU se mudó. “Cuando llegamos a Romanivka, que no es lejos de Irpín, la gente no tenía ni un poco de pan. Llevamos 200 hogazas de pan al pueblo y se consumió en cuestión de minutos —recuerda Valentyna—.
Lxs emprendedorxs privadxs están arriesgando su vida en Zaraporiyia, Kherson, Sumy y otras regiones... Llevaron pan y otros alimentos en medio del fuego, arriesgando su vida para salvar a la población local de inanición”.
La lucha por los derechos de lxs vendedorxs
Valentyna sabe perfectamente lo que es poner en riesgo su propia integridad por mejorar las cosas para su membresía. En 2014, fue agredida físicamente por su rol en las protestas de Maidán en Kiev después de que el Gobierno ucraniano diera marcha atrás con la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, que alinearía la legislación ucraniana con los estándares europeos e internacionales. Ese mismo año más tarde, viajó a Járkov a ayudar en las negociaciones con funcionarixs para mejorar las condiciones laborales de vendedorxs en el mercado Barabashovo, el más grande de Europa, y fue agredida nuevamente.
Sin embargo, Valentyna continuó luchando por los derechos básicos de lxs trabajadorxs.
En el año 2016, llamó a lxs vendedorxs de mercado a luchar contra los planes municipales que desmantelaron, sin previo aviso, mercados y puestos de comercio con el objetivo de "embellecer" la ciudad de Kiev. También en otras ciudades, ella y el VPPU ayudaron a lxs vendedorxs a negociar con las autoridades municipales, dado que ellxs habían sido obligadxs a retirarse del espacio público donde generaban sus ingresos para que quedara en manos de intereses más poderosos.
En Ucrania, los mercados donde trabajan muchxs comerciantes son lugares que a menudo deciden demoler para construir centros comerciales, supermercados, centros de entretenimiento y otros intereses que mueven mucho dinero. En algunas ocasiones, los intentos de limpiar los mercados han implicado ataques violentos e incendios provocados que mataron vendedorxs.
Demolición constante de mercados
Ahora lxs vendedorxs se enfrentan a una nueva amenaza. Los misiles rusos han demolido mercados, incluyendo Barabashovo, donde 15 000 empresas se disputaban lxs clientes. Incluso meses después de que una gran parte fuera reducida a escombros en marzo, el mercado sigue siendo una sombra de lo que era.
“Lxs comerciantes, miembros de nuestro sindicato, han perdido todo. No solo el trabajo, sino también los negocios que han apoyado a la gente a lo largo de los años”, dijo Valentyna.
Irónicamente, a pesar de la crisis, lxs vendedorxs están enfrentándose al cierre de muchos mercados. A Valentyna la contactaron en septiembre trece vendedorxs de mercado en Kiev, a lxs que les habían dicho que las autoridades de la ciudad querían cerrar parte de sus mercados.
“Eso hoy es inaceptable”. Valentyna dijo que ya la guerra había devastado los negocios de lxs comerciantes. Una gran parte de la población fue al frente o huyó a lugares más seguros dentro y fuera de Ucrania. El desempleo y la inflación dejaron a clientes con poco para gastar, mientras que la interrupción de la cadena de suministro dejó a vendedorxs con poco para vender. Según lo que comentó Valentyna, en los primeros seis meses de la guerra más de 3 000 comerciantes perdieron su negocio y aproximadamente 3 000 más estuvieron a punto de cerrar.
Respecto al cierre de los mercados, dijo que en muchas comunidades no solo les afecta a lxs vendedorxs, sino también a las familias que cuentan con esos bienes para sobrevivir. “Es como un salvavidas, porque la gente necesita comprar pan y también algo para el pan”.
Dificultades personales
La desesperación y el trauma se extendieron tanto que el VPPU proporcionó unx psicólogx para ayudar a lxs miembros a salir adelante.
Valentyna es una emprendedora que vende un amplio rango de bienes, desde medias hasta juguetes para niñxs. Si bien ese era el sustento de ella y de su marido antes de la guerra, el negocio hoy es pequeño.
Después de hacer un gran trabajo para ayudar a otrxs, ahora es Valentyna la que necesita ayuda. Su marido está enfermo y en el momento de la entrevista estaban esperando que les confirmaran si tenía cáncer. Pero el tratamiento contra el cáncer requeriría fondos de los que ella no dispone, por lo que va a tener que pedir ayuda.
“Tengo el apoyo de familiares, de amigxs y de sindicalistas. Sola no se puede lidiar con los problemas”, dijo.
Lo que nos salva a todxs es la ayuda mutua.
Es por ello que Valentyna está tan agradecida con todxs lxs que están ofreciendo asistencia a la gente de Ucrania. “Juntxs podemos hacer mucho más”.
Para conocer más sobre cómo la guerra afecta a las mujeres ucranianas, visita Reconstruir con mujeres: ampliar sus voces en la reconstrucción de Ucrania, producido por el proyecto conjunto de StreetNet Internacional, la Alianza de Ciudades y WIEGO.
Foto de arriba: Las mujeres ucranianas tienen un papel fundamental en el trabajo que implica la guerra. Aquí, las mujeres locales trabajan juntas en redes de camuflaje. Crédito: Ukrinfor
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