La pandemia de la COVID-19 puso al descubierto las deficiencias de la red de seguridad social y demostró cómo se deja atrás a la mayoría de lxs trabajadorxs del mundo –dos mil millones de personas que trabajan en la economía informal–. A medida que la crisis evolucionó, muchos gobiernos levantaron registros de trabajadorxs en empleo informal para facilitar la extensión de protecciones a este “sector intermedio olvidado”, es decir, lxs trabajadorxs que no reciben protección a través de su empleo ni califican para obtener prestaciones tradicionales de transferencia de efectivo.


En India, el Ministerio de Trabajo y Empleo puso en marcha en 2021 un portal web, e-Shram, para constituir una base de datos de trabajadorxs que se ganan el sustento en la economía informal. Su meta era alimentar la base de datos con el Aadhaar (un número de identificación personal) y utilizarla para extender los regímenes de seguridad social a estxs trabajadorxs. La base de datos es nacional, comprende varios sectores y permite que lxs propixs trabajadorxs declaren su ocupación sin pedirles un documento probatorio ni que sean inscritxs por sus empleadorxs. En teoría, las tarjetas emitidas por el e-Shram después de la inscripción permitiría a lxs trabajadorxs recibir varias prestaciones de los regímenes de seguridad social en cualquier momento y en cualquier lugar del país.

El equipo de Ciudades Focales de WIEGO en Delhi, en colaboración con organizaciones de base y socios locales, facilitó más de 13 mil registros en el portal entre 2021 y 2022. Mientras apoyábamos a nuestras organizaciones socias en Delhi, observamos una variedad de desafíos y oportunidades derivados del lanzamiento del e-Shram, con lecciones tanto para la implementación subsecuente en India como para los gobiernos de otros países interesados en desarrollar esquemas similares.


Barreras para el registro

Cuando se solicita una tarjeta del e-Shram, el esquema de inscripción exige una identificación personal, una cuenta bancaria y un número telefónico en servicio. Aquí se rompe la cadena, pues la mayoría de lxs trabajadorxs en empleo informal no cumple con al menos uno de esos requisitos. Es una situación particularmente preocupante para lxs trabajadorxs migrantes y las mujeres trabajadoras en India.

Muchxs trabajadorxs en empleo informal no están familiarizadxs con la tecnología; no tienen acceso a Internet ni poseen un teléfono inteligente, ya que el costo de los datos móviles es prohibitivo. Las trabajadoras son las principales afectadas. Encima, el idioma también representa una barrera porque el sitio web solo está disponible en inglés y en hindi, mientras que muchxs trabajadorxs hablan idiomas regionales y algunxs son iletradxs. Para reducir estas deficiencias, son necesarios programas de alfabetización digital, apoyo multilingüe y divulgación en las comunidades, algo que este proceso no ha provisto en India a la fecha.

Además, la tecnología no fue lo suficientemente robusta como para aguantar el elevado tráfico en línea que trajo consigo la apertura del registro. El sitio e-Shram se cayó con frecuencia –probablemente porque no se anticipó el volumen de solicitudes–, lo que se convirtió en una barrera adicional para inscribirse. Aunque el portal ya ha sido reforzado, esta barrera desincentivó la inscripción de muchas personas en el inicio.

Asimismo, el proceso de inscripción exige que lxs trabajadorxs seleccionen su ocupación de una lista que, a su vez, excluye muchos sectores. Categorías importantes del empleo femenil, como el trabajo en domicilio o la separación de residuos, están ausentes o han sido divididas en múltiples categorías.


Esfuerzos colectivos para eliminar las deficiencias de acceso y acompañar el registro

Organizaciones de la sociedad civil –organizaciones de trabajadorxs, grupos gremiales y sindicatos– atendieron muchos de estos desafíos y se convirtieron en un vínculo decisivo entre el esquema y sus beneficiarixs en Delhi. Estas organizaciones pusieron en marcha iniciativas especiales para inscribir a lxs trabajadorxs, por ejemplo: realizaron campañas de puerta en puerta para crear conciencia acerca de los posibles beneficios del registro; asistieron a lxs trabajadorxs para navegar y superar los obstáculos digitales; facilitaron la vinculación de la banca y otros derechos; y establecieron puntos de inscripción cerca de los lugares de trabajo o zonas de residencia de lxs trabajadorxs. Las iniciativas también incluyeron una comunicación y un diálogo constantes con el Ministerio de Trabajo y Empleo y con la autoridad laboral de Delhi, lo que favoreció una asociación todavía vigente cuyo objetivo es afinar el esquema y orientarlo más hacia lxs trabajadorxs. Detrás de estas acciones, hay una motivación: la convicción de que el registro, el listado y el reconocimiento representan pasos iniciales fundamentales en la lucha a largo plazo por derechos y protecciones.

Para septiembre de 2023, 290 millones de personas se habían inscrito en toda India. En Delhi, debido en gran parte a los esfuerzos de la sociedad civil y de las organizaciones de trabajadorxs, más de 3,2 millones de trabajadorxs estaban registradxs en el sistema y muy cerca del 50 % de lxs inscritxs eran mujeres. Como era de esperarse, el 65 % de las personas inscritas tiene entre 18 y 40 años de edad, lo que sugiere que fue más fácil para lxs trabajadorxs jóvenes acceder a la base de datos.

Recordemos que el objetivo de este registro social es brindar prestaciones de seguridad y asistencia sociales a lxs trabajadorxs en empleo informal, a lxs trabajadorxs migrantes y a las mujeres trabajadoras que previamente no tenían acceso. Si bien el registro ha tenido éxito en crear un conjunto de datos sobre estxs trabajadorxs –inexistente hasta entonces– y una identidad como trabajadorx, ello no se ha traducido en nuevas prestaciones sustanciales.

La experiencia del portal e-Shram ha sido desigual entre las ciudades y los estados de India. En Delhi, se resolvieron muchos de los contratiempos iniciales, aunque persisten algunos aún más importantes. Todavía queda por atender la necesidad de contar con un listado exhaustivo de las ocupaciones en empleo informal, en particular de los sectores mayoritariamente femeninos como el trabajo en domicilio. Otra barrera significativa es el hecho de vincular el registro al número Aadhaar y una cuenta bancaria, por lo que, a la par del proceso de inscripción, deberían realizarse campañas localizadas que faciliten el vínculo con la banca, así como la obtención o renovación de la documentación requerida. Del mismo modo, aunque la naturaleza digital de los datos hace que estos sean transferibles y, por ende, conducentes a la entrega de prestaciones a lxs trabajadorxs migrantes, no se ha tomado ninguna medida para garantizar que tal entrega sea una realidad. En cambio, la confidencialidad y el uso indebido de los datos suscitan preocupaciones. Pero, sobre todo, existe una necesidad urgente de vincular el registro en el e-Shram con prestaciones reales.


Lecciones para emprender sistemas de inscripción en otros países

La experiencia en Delhi brinda lecciones claves a los gobiernos que intenten extender la protección social mediante registros digitales.

  • Si el objetivo de un registro digital es extender la protección social a poblaciones históricamente excluidas, las cuestiones de accesibilidad e inclusión deben ser tomadas en cuenta seriamente.
  • La documentación requerida para verificar la identidad de las personas tiene que ser simple y plural.
  • La divulgación y toma de conciencia en las comunidades deben ser incorporadas desde el diseño del registro.
  • El papel de las organizaciones de trabajadorxs en apoyo de estxs para acceder a los servicios tiene que institucionalizarse, ya que el involucramiento de dichas organizaciones ha sido decisivo para el proceso en India.
  • Los registros deben estar disponibles en idiomas locales, de forma clara y no técnica.
  • En muchos países, los servicios digitales son más endebles entre lxs trabajadorxs en situación de pobreza. Para incluir a este segmento de la población mediante el proceso de inscripción, es prudente contar con modalidades de registro que no requieran una conexión a Internet, además de las digitales.
  • Lo más importante: el registro del e-Shram, como cualquier otro registro de trabajadorxs, es, en el mejor de los casos, un peldaño hacia la protección social universal basada en derechos. El proceso de inscripción tiene que venir acompañado de una arquitectura de protección social integral, incluyendo la financiación correspondiente, para cubrir a las personas en situación de pobreza. Sin ella, la base de datos será tan solo un gesto en vano.

Para saber más del contexto del e-Shram, escucha el podcast de WIEGO sobre protección social.


Foto superior: Mobilizadorxs comunitarixs de SEWA-Delhi ayudan a trabajadorxs en empleo informal en Delhi a registrarse en el esquema e-Shram. Foto: SEWA-Delhi