La sociedad sigue sin valorar a las trabajadoras del hogar más de una década después de que la Organización Internacional del Trabajo adoptara un convenio que amplía sus derechos laborales. Esto ha reforzado políticas, leyes y prácticas de empleo discriminatorias que han obligado a estas trabajadoras esenciales a ser invisibles y silenciosas.


Esto ocurre a pesar de lo que parecía una gran victoria para las trabajadoras del hogar cuando la OIT adoptó el Convenio 189, hace 12 años. Se trataba de los derechos básicos que lxs trabajadorxs del sector formal tenían desde hace décadas, como el salario mínimo, horarios laborales regulados, tiempo libre remunerado, protección social y protección frente al acoso y la violencia en el trabajo.

Pero para las trabajadoras del hogar de África, el panorama seguía siendo sombrío. Solo seis de los 54 países del continente firmaron el Convenio. En muchos países africanos, la legislación laboral no las considera trabajadoras o no las protege eficazmente, dada su singular situación laboral.


Ratificado o no

El 16 de junio se celebra el 12.º aniversario del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. Es un día para reflexionar sobre los avances conseguidos, pero también para perfeccionar la estrategia para hacer realidad el Convenio, tanto si los Gobiernos lo han ratificado como si no. Una de estas vías es que las propias trabajadoras utilicen el poder de la ley.

Por supuesto, seguimos necesitando que los Gobiernos cumplan su rol a la hora de traducir los acuerdos técnicos internacionales en leyes y políticas en sus países, pero es peligroso pensar que un enfoque descendente bastará para lograr un cambio real. Para que se produzca un cambio real, también será necesario actuar desde la base, así como reconocer a las trabajadoras del hogar como agentes clave para implementar los logros conseguidos en la escena internacional.

Tras la adopción del Convenio, a lxs líderes de las trabajadoras les pareció desalentadora la idea de enfrentarse a sus Gobiernos: “Nunca pensé que las trabajadoras del hogar pudiéramos hablar con el Gobierno” era algo que se escuchaba frecuentemente. También “nos daba miedo hablar del Convenio porque nuestro Gobierno no lo había ratificado”.


La lucha de los sindicatos mediante las estrategias de incidencia y los medios de comunicación

Un programa creado por Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando y la Federación Internacional de Trabajadorxs del Hogar pretende empoderar a lxs líderes de las trabajadoras del hogar para que hagan realidad el C189, fomentando su capacidad para entender el Convenio y desarrollar sus habilidades de negociación colectiva. La idea central de este programa es que las trabajadoras del hogar puedan contribuir a la implementación del Convenio negociando directamente con sus empleadorxs para obtener derechos, por ejemplo, mediante contratos de trabajo por escrito. También incluye herramientas jurídicas que lxs líderes de las trabajadoras del hogar pueden utilizar para comprender las disposiciones clave del Convenio, identificar las áreas en las que las leyes nacionales que regulan el trabajo del hogar no cumplen con el Convenio y exigirles a sus Gobiernos que aborden estas deficiencias.

En Tanzania, el sindicato de las trabajadoras del hogar ha llevado a cabo una serie de campañas de sensibilización y promoción, y cada una de ellas dirigida a la implementación de un principio del Convenio. Esto se tradujo en avances positivos en cuestiones como el salario mínimo, a pesar de que su Gobierno aún no ha firmado el Convenio. El Sindicato de Trabajadorxs en Conservación, Hostelería, Servicio Doméstico y Otras Actividades Afines (CHODAWU) también participó en la negociación y finalización de un memorando de entendimiento con una asociación de 14 agencias de empleo que envían a trabajadoras del hogar al extranjero. Además, exige que el Gobierno les consulte durante las negociaciones para concluir acuerdos bilaterales que regulen la migración de trabajadoras del hogar.

DW Toolkit ThumbnailLas trabajadoras del hogar pueden utilizar el Convenio como respaldo para protegerse de los abusos de las autoridades. Cuando Pamela —dirigente sindical keniana— fue detenida y encarcelada por reclutar a compañeras en una urbanización, llamó a su hija para que le llevara la caja de herramientas del C189. “Les enseñé [a las autoridades penitenciarias] mi apunte. Les dije que tenía derechos y que no había hecho nada malo”. Ante el peso de un acuerdo internacional, las autoridades la liberaron.

Los sindicatos han explorado otras vías para educar a las trabajadoras y empleadorxs sobre sus derechos y deberes. El Sindicato de Trabajadoras del Hogar y Afines de Zimbabue ha llevado a cabo campañas en los medios de comunicación para informarles a las trabajadoras y al público en general sobre las protecciones que ofrece el Convenio 189. Esto llamó la atención de algunxs empleadorxs que decidieron crear la Asociación de Empleadorxs del Hogar de Zimbabue —algo poco frecuente en cualquier país— para promover las buenas prácticas laborales. Estas prácticas incluyen proporcionarles a las trabajadoras contratos firmados y pagarles un salario digno.


Recuperar el poder interior

Ahora, las organizaciones de trabajadoras del hogar no solo deben exigir y luchar por los derechos y las protecciones del Convenio, sino reescribir su historia para inspirar un cambio cultural que reconozca su valor y su contribución socioeconómica. Esto permitirá que la sociedad las vea como actores clave en su lucha por un trabajo digno.

El empoderamiento legal de las trabajadoras del hogar significa algo más que conocer sus derechos, e incluye cambiar la mentalidad sobre su trabajo y reforzar la confianza en sí mismas y en el trabajo que realizan. Esto es necesario para subvertir la dinámica de poder que a menudo lleva a caracterizarlas como (en el mejor de los casos) receptoras de los actos benévolos de sus empleadorxs y del Estado o como personas impotentes y sin voz que no pueden decirle la verdad al poder. Empoderar a las trabajadoras del hogar no consiste en darles poder, sino en permitirles reclamar el poder que siempre han tenido.

Ayudarles a recordar que su trabajo es el que hace posible todos los otros trabajos las ha incentivado a la hora de relacionarse con el Gobierno. Unx dirigente recuerda: “Les dijimos que lxs ministrxs e incluso lxs presidentxs no pueden ir a trabajar si no cuentan con una trabajadora del hogar”. Aprender a negociar con eficacia también les ha permitido saber cuándo ejercer el poder de forma sutil, especialmente frente a empleadorxs que pueden despedir a lxs trabajadorxs “problemáticxs” por capricho: “Sabemos lo que les gusta y lo que no, así que buscamos la manera de pedirles algo”. Aunque reconocen que el cambio no se producirá de la noche a la mañana, muchxs líderes han dado el paso crucial de abandonar su miedo al Gobierno y a lxs empleadorxs. Como afirma Aime de Togo: “Ya no tengo miedo”.


Foto de arriba: Para las trabajadoras del hogar como Anna Nkobele, con sede en Johannesburgo, poner en práctica el Convenio 189 significa darse cuenta del poder que ya tiene. Credit: Jonathan Torgovnik. Crédito: Jonathan Torgovnik