En una esquina de la ciudad de Nueva York, en las bases de algunos de los símbolos más icónicos de la riqueza y el poder mundial, se puede ver a un reciclador juntando latas de Coca Cola desechadas y a una vendedora ambulante vendiéndole almuerzos a trabajadorxs de la construcción desde su carrito de ventas improvisado. En una ciudad cada vez menos habitable, una de las más caras del mundo, lxs trabajadorxs en empleo informal llenan espacios esenciales en la economía local. En el proceso, desafían los poderosos intereses privados y en busca de una ciudad que reconozca y aborde las necesidades de un público más diverso, en lugar de solo las de lxs más privilegiadxs.
¿Quiénes son lxs vendedorxs ambulantes y recicladorxs en Nueva York y cómo está regulado su trabajo?
Los sectores de venta ambulante y reciclado en Nueva York son increíblemente diversos: están compuestos principalmente por inmigrantxs de todo el mundo. Un estudio reciente sobre recicladorxs en Nueva York revela que el trabajo brinda una fuente de ingresos para aquellxs que, sin ella, serían excluidxs del mercado laboral (debido a su situación migratoria, sus antecedentes criminales o problemas de salud, por ejemplo) y para las personas mayores y quienes viven con discapacidades, que no están suficientemente cubiertxs por la red de seguridad social. Para muchxs vendedorxs ambulantes inmigrantes, el trabajo les ha permitido lograr asentarse económicamente en la ciudad.
Incluso con una revisión reciente del marco regulatorio para la venta ambulante (dirigida por el Proyecto Vendedorxs Ambulantes), los estrictos cupos sobre los permisos y las listas con años de espera hacen que sea casi imposible vender de acuerdo con la regulación. Incluso si lxs vendedorxs pudieran acceder a los permisos, las reglas onerosas sobre el tipo y la ubicación de los carros que usan representan barreras adicionales. Luego de una breve relajación de las reglas durante la pandemia, lxs vendedorxs nuevamente enfrentan acoso, confiscaciones y multas de hasta USD 1000. Recientemente, el gobierno ha recibido un fuerte rechazo luego de que la policía fuera filmada esposando a una niña de 12 años por vender fruta con su familia en un parque.
Para lxs recicladorxs, su trabajo está habilitado por un marco de responsabilidad extendida de lxs productorxs (REP), que establece un depósito para el canje de botellas y latas. Bajo el sistema, lxs recicladorxs y otras personas recolectan los contenedores señalizados para depósitos que han sido desechados fuera de residencias, comercios o de basura de desecho público, y los venden a 5 centavos cada uno en los centros de canje. Lxs productorxs de bebidas son responsables de recolectar los materiales de los centros y pagar el depósito más una tarifa por gestión de 3,5 centavos. El sistema requiere que lxs productorxs, muchxs de lxs cuales son corporaciones multinacionales, se responsabilicen por los residuos plásticos y de aluminio que generan: tienen que pagar la tarifa por gestión, cubrir toda la logística relacionada con la recolección y el reciclaje, y absorben los costos fluctuantes de materiales en los mercados de reciclaje.
Aunque el sistema REP habilita el reciclaje como una manera de generar ingresos, el monto de depósito no ha sido actualizado en más de 40 años, lo que implica que lxs recicladorxs reciben por botella o por lata lo mismo que recibían en los ochenta. Además, sin actualizaciones de la tarifa por gestión, muchos centros de canje están al borde de la quiebra, lo que advierten podría causar que colapse el sistema.
¿Cómo los intereses privados han impulsado la exclusión de lxs trabajadorxs en empleo informal y cómo resisten lxs trabajadorxs?
Los Distritos de Mejoramiento Comercial (BID) han liderado históricamente la lucha contra la reforma integral de la venta ambulante. Además de presionar intensamente a lxs funcionarixs públicxs para que rechacen las propuestas para aumentar los permisos, se sabe que los BID también han directamente obstruido a vendedorxs al ubicar obstáculos en el espacio público. Incluso fuera de los BID, lxs propietarixs han acosado a vendedorxs mediante intimidación y vigilancia, y a menudo declarando que está “prohibida la venta ambulante” sin ningún sustento real. En este sentido, el académico de la venta ambulante Ryan Devlin sostiene que las realidades de las dinámicas de venta en las calles se ejercen más en función del poder y la influencia de estxs actorxs privadxs, que en función de cualquier regla o regulación oficial.
Lxs vendedorxs ambulantes comprenden que hasta que no haya una reforma estructural del sistema regulatorio, estos juegos de poder informal continuarán moldeando sus condiciones laborales. Como resultado, el Proyecto de Vendedorxs Ambulantes y aliadxs están presionando por la completa suspensión del cupo sobre los permisos y por la descriminalización de su trabajo (mediante la remoción de toda sanción punitivista).
Para lxs grandes productorxs de bebidas, cada botella o lata canjeada bajo el sistema actual representa una pérdida. Como resultado, han presionado contra la reforma de la Ley de Botellas (el marco de REP que establece la tarifa de depósito y de gestión) desde que se presentó. Durante los últimos años, lxs recicladorxs han unido fuerzas con lxs ambientalistas y lxs propietarixs de pequeños centros de canje para exigir la reforma del sistema antes de que colapse: duplicar el monto de depósito de botellas para recicladorxs y la tarifa por gestión para los centros de canje. La campaña logró impulsar el proyecto de legislación lo más lejos que ha llegado (al piso del Senado estatal), donde fue finalmente rechazado en junio de 2024, por ahora.
Las barreras que enfrentan lxs vendedorxs ambulantes y lxs recicladorxs independientes en sus luchas por reformas son inmensas. Se enfrentan a algunos de los intereses privados más poderosos que existen, las corporaciones multinacionales, los intereses inmobiliarios, lxs propietarixs de inmuebles y de comercios, en una de las ciudades más lucrativas del planeta. Estxs actorxs perciben que lxs trabajadorxs en empleo informal socavan sus intereses y dañan sus ganancias netas, y han demostrado que están dispuestxs a ir lejos para evitar la reforma. Es un patrón que se repite en distintas ciudades del norte y del sur: el Estado tiende a capitular frente a estos intereses, demorando acciones legislativas, reproduciendo los discursos de los grandes capitales y adoptando prácticas policiales discriminatorias para bloquear el acceso al espacio público y a los bienes públicos.
Lxs trabajadorxs en empleo informal en Nueva York son inmigrantes, veteranxs y personas que son sistemáticamente excluidas del mercado laboral. En la ciudad que representa más icónicamente el capitalismo, son un recordatorio de las injusticias de ese sistema. Y en su trabajo de responsabilizar a las corporaciones por los residuos que producen, y de brindar bienes y servicios asequibles a las personas de la clase trabajadora, demuestran activamente una alternativa al modelo actual de ciudad que favorece los intereses de unas pocas élites en detrimento de la mayoría. A pesar de las dificultades en sus respectivas luchas por reformas, ya han tenido un impacto ambiental, económico y cultural positivo mediante su trabajo. Lxs formuladorxs de políticas públicas harían bien al seguir sus pasos: reconocer el valor de su trabajo e involucrarlxs en discusiones sobre cómo mejorar sus contribuciones actuales a la ciudad.
Este escrito se basa en el trabajo colectivo de académicxs y activistas que trabajan sobre las problemáticas de la economía informal en Nueva York. Jenna Harvey, Christine Hegel, Ryan Devlin y Chris Hartmann.