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Grupos ocupacionales en la economía informalPersonas trabajadoras textiles

La industria textil ejemplifica los desafíos de la producción mundial: bajos salarios, contratos “flexibles” (o inexistentes) y condiciones precarias de trabajo. Las personas trabajadoras textiles y de la confección en empleo informal, una enorme fuerza de trabajo en algunos países, suelen ser invisibles, en particular aquellas que trabajan desde su hogar. Pero este grupo ocupacional está organizándose y logrando avances en términos de políticas.

Definir a las personas trabajadoras textiles

Las personas de la industria textil y de la confección trabajan en varias partes del proceso manufacturero, a menudo fuera de las fábricas. Las personas trabajadoras en domicilio y las trabajadoras en domicilio subcontratadas representan una porción significativa del sector textil.

Las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas, también llamadas contratistas dependientes en domicilio, son aquellas que reciben la materia prima, las especificaciones y las órdenes para la producción de mercancía por parte de una persona física o moral (muchas veces por medio de alguna persona intermediaria), y producen bienes o proveen servicios desde su hogar; y suelen trabajar en casa o cerca de ella. El trabajo asignado a este grupo ocupacional implica terminar las prendas producidas en fábricas, por ejemplo, cosen botones, cortan y recortan hilos, ensartan cordones o listones, bordan, quitan la espuma, hacen nudos, tejen en crochet, o doblan, rotulan y empaquetan prendas.

En la industria textil, las personas trabajadoras en domicilio son las independientes que compran su propia materia prima, provisiones y herramientas, y venden ellas mismas su propia mercancía.

Retos y avancesEstadísticas sobre las personas trabajadoras textiles

  • Casi 1/2

    del empleo en domicilio no agrícola estaba relacionado al trabajo textil o de confección.

  • Cerca de 5 millones

    de personas trabajadoras en domicilio son parte de las cadenas de suministro de la industria textil y de confección en India.

Estadísticas adicionales sobre las personas trabajadoras textiles

  • Una encuesta realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas de Tailandia demostró que, entre las personas subcontratadas, casi la mitad del empleo en domicilio no agrícola estaba relacionado al trabajo textil o de confección (NSO 2007). La Oficina de Tailandia para la Protección de las Personas Trabajadoras en Domicilio Subcontratadas estimó que, en el año 2005, había más de 950 000 personas contratistas dependientes en domicilio y la mayoría eran mujeres. HomeNet Tailandia cree que el número actualmente se acerca a 2 millones.

  • A fines de 1990, la industria textil de Bangladesh tenía aproximadamente 350 000 personas trabajadoras en empleo formal y semiformal, lo que significaba que era la cuarta empleadora en importancia (Bajaj 1999: 19). A pesar de que no hay cálculos oficiales, la Asociación de Personas Trabajadoras en Domicilio Subcontratadas de Bangladesh cree que hay millones de personas trabajadoras textiles en domicilio en el país, ya que muchas familias rurales enteras realizan trabajos tradicionales de bordado (Bajaj 1999: 19).

  • En 2012, había 37,4 millones de personas trabajadoras en domicilio en India. El 45 % de esa población estaba implicada en la producción de textiles o en la confección y, según datos de 1999, el 45 % de las personas trabajadoras textiles y de la confección trabajaban en domicilio subcontratadas. En 2021 y 2022, cerca del 88 % de la población empleada de India ocupaba un empleo informal: el 91 % de las mujeres empleadas y el 88 % de los hombres empleados. En 2019, más de un tercio de las mujeres trabajadoras urbanas estaban principalmente en cuatro sectores informales y, de ellas, el 22 % eran trabajadoras en domicilio. A su vez, aproximadamente un cuarto de las mujeres trabajadoras rurales pertenecía a estos sectores y, de ellas, también el 22 % eran trabajadoras en domicilio. Entre las personas trabajadoras en domicilio hay millones de personas contratistas dependientes en domicilio, es decir, personas trabajadoras en domicilio subcontratadas que son parte de las cadenas de suministro nacionales y mundiales.

Contribuciones de las personas trabajadoras textiles

Las personas trabajadoras textiles en domicilio contribuyen al presupuesto del hogar y, como trabajan en domicilio, también cuidan de la infancia y de las personas mayores y mejoran tanto la calidad de la vida en familia como el entramado social de sus comunidades.

  • Proveen al público bienes y servicios a un bajo costo. También producen bienes a bajo costo para cadenas de suministro nacionales y mundiales.
  • No tienen que desplazarse a un lugar de trabajo en su día a día y suelen ir a los mercados a pie o en bicicleta, lo que ayuda a reducir la contaminación del aire y la congestión del tráfico.
  • Generan demanda comprando suministros, materia prima y herramientas y pagando por el transporte y otros servicios (como el lavado, planchado y empaquetado de las prendas que producen).
  • Pagan impuestos por la materia prima, los suministros y las herramientas que adquieren, y las empresas que venden su mercancía terminada suelen cobrar impuestos por las ventas.

Fuerzas motoras y condiciones de trabajo

En la industria textil, tanto las personas trabajadoras en domicilio independientes como las personas contratistas dependientes en domicilio trabajan desde sus casas, lo que implica una doble carga entre la actividad remunerada y el cuidado infantil y las tareas del hogar. Además, las restricciones sociales y culturales a veces impiden que las mujeres salgan de sus hogares para trabajar. Las fuerzas motoras y las condiciones de trabajo son diferentes para estos dos grupos de personas trabajadoras. Las segundas, es decir, las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas tienen bajos salarios, escasa o nula protección legal y su cantidad de trabajo fluctúa constantemente. Asumen costos adicionales de producción y son vulnerables a las desaceleraciones económicas. Por su parte, las personas trabajadoras en domicilio independientes tienen estas dificultades y también se enfrentan a desafíos relativos a la infraestructura en relación con la vivienda, el transporte y la electricidad.

  • La subcontratación en la industria textil depende de una producción “flexible”, lo que implica un trabajo incierto y muchas veces acelerado. Las manufactureras compiten entre sí ofreciendo el más bajo costo para conseguir pedidos de los grandes grupos minoristas, que exigen producciones con costos mínimos y entregas programadas con exactitud. Estos grupos minoristas, con la ayuda de códigos de barras, han adoptado una “gestión eficiente del inventario” [lean retailing] para conservar el mínimo nivel posible de mercancía almacenada (McCormick y Schmitz 2001).

    La ubicación del trabajo, el volumen de los pedidos y la duración y los términos de los contratos de trabajo son flexibles para ajustarse a los actores predominantes de la cadena de suministro. Suelen contratar a las personas trabajadoras textiles durante la temporada alta y prescindir de sus servicios cuando disminuye la demanda.

  • Las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas en las cadenas de suministros de la industria textil suelen quedar excluidas de la legislación nacional del trabajo. A veces, los países las clasifican como independientes y no como asalariadas, por lo que quedan excluidas de los derechos laborales y del empleo, lo que afecta su derecho a organizarse y negociar colectivamente, así como su derecho a un salario mínimo. También afecta la reglamentación de sus horas de trabajo, su seguridad social, su salud y seguridad en el trabajo y otras condiciones laborales.

    Algunos países incluyen a las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas en su legislación nacional del trabajo o en una legislación ad hoc, pero incluso en estos países, no se hacen cumplir las leyes que les darían derechos similares a los de las personas trabajadoras en empleo formal.

  • La mayoría de las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas en la industria textil y de la confección reciben su paga a destajo (dependiendo de cuántas prendas producen), ganan muy poco y no reciben remuneración alguna por las horas extras. Tampoco pueden tomarse ninguna licencia remunerada, ni siquiera por enfermedad.

    Las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas tienen escaso poder sobre los términos y condiciones de su trabajo. En Bangkok, el 60 % de las personas trabajadoras subcontratadas del estudio EMEI de WIEGO manifestaron que las personas empleadoras establecen los salarios, y el 51 % sostuvo que no podían negociarlos.

    Cuando subcontratan a personas trabajadoras en domicilio para hacer las tareas intensivas que implica el ensamblaje de prendas y cuando pagan a destajo, las personas empleadoras mantienen al mínimo sus costos generales y salariales y minimizan el riesgo de pérdidas asociado con la incertidumbre de las órdenes (Car, Chen y Tate 2000).

    Además de que el pago por artículo es bajo, las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas (que tienen que cubrir gastos de producción como el lugar de trabajo, las herramientas y los servicios públicos) a veces esperan meses para ser remuneradas.

    Un estudio realizado por el Consorcio de los Derechos de los Trabajadores entre 2001 y 2011 en 15 países demostró que los salarios de las personas trabajadoras textiles habían disminuido en general.

  • Las personas trabajadoras textiles en domicilio del EMEI se vieron afectadas directamente por las tendencias económicas más instaladas. En Ahmedabad, por ejemplo, la recesión mundial tuvo un impacto significativo y prolongado en el sector textil. También hay evidencia que sugiere que, luego de la crisis financiera mundial, la cantidad de subcontratos de trabajo en la producción textil aumentó en India y probablemente también en Bangladesh (Chan 2013).

    Las crisis económicas exacerban la pobreza y los riesgos para las personas trabajadoras textiles. HomeNet Tailandia reveló que durante la crisis económica de fines de los 1990, la industria textil en muchos países de Asia se deterioró, el pago a destajo y los pedidos de trabajo descendieron drásticamente, y se retrasaron los pagos mientras aumentaban los costos (HomeNet 2002).

  • Para las personas trabajadoras textiles en domicilio del EMEI, las viviendas pequeñas e inadecuadas eran uno de los principales problemas. Una casa pequeña dificulta la productividad porque la persona no puede tomar grandes pedidos de trabajo dado que no puede almacenar la materia prima. Al mismo tiempo, se interrumpe el trabajo a causa de las necesidades contrapuestas de las actividades del hogar.

    Las viviendas de mala calidad también son un problema. Las herramientas, la materia prima y los productos terminados se dañan cuando el techo gotea o las casas se inundan.

  • La falta de electricidad y los cortes del suministro eléctrico afectan en gran medida los medios de subsistencia de las personas trabajadoras textiles en domicilio. En Pakistán, la mayoría de las personas que respondieron al EMEI en Lahore manifestaron que, si no hay electricidad, no pueden trabajar. Cuando la producción disminuye, es más difícil atender las necesidades alimentarias cotidianas, por lo que tienen que trabajar más y durante más horas cuando tienen electricidad para poder terminar los pedidos. Si no pueden completarlos, la persona intermediaria transfiere ese trabajo a otras personas. Muchas personas trabajadoras han comenzado a utilizar máquinas manuales, que demandan un esfuerzo físico mayor, para poder trabajar durante la luz del día y terminar su pedido.

  • Los problemas de transporte resultaron ser significativos para las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas según el estudio EMEI. Dado que las mujeres deben trasladarse para obtener la materia prima, el aumento en los costos de transporte público y en las distancias de traslado han tenido un gran impacto en la viabilidad de sus empresas.

    Home Based Workers Map(Este enlace se abre en una nueva ventana)
  • Las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas de la industria textil rara vez cuentan con el equipamiento de protección adecuado y es probable que desconozcan las medidas de seguridad. Los riesgos de salud en dicha industria incluyen lesiones por movimientos repetitivos, la exposición al polvo de las prendas y, en el caso de algunas tinturas, también a químicos nocivos (Laungaramsri 2005). Los riesgos por exposición pueden afectar a integrantes de la familia de la misma manera por compartir la vivienda y los espacios de trabajo.

Políticas y programas

Unas políticas y programas eficaces son cruciales para mejorar los derechos y las condiciones de las personas trabajadoras textiles. Estas medidas pueden proporcionar reconocimiento legal, protección social y normas laborales justas.

  • El Convenio sobre el Trabajo a Domicilio (C177) se aprobó en la Conferencia Internacional del Trabajo de 1996. El C177 exige políticas nacionales que promuevan la igualdad de trato entre personas trabajadoras en domicilio subcontratadas y otras asalariadas. También especifica áreas en las que debería promoverse esta igualdad de trato, además de su inclusión en las estadísticas de la fuerza laboral.

    En el mundo, las organizaciones de personas trabajadoras en domicilio han hecho un trabajo de incidencia para que los Gobiernos nacionales ratifiquen e implementen el C177. Pero casi 30 años más tarde, solo 13 países lo han ratificado. La Comisión Europea aprobó una recomendación que pedía a todos los Gobiernos de la Unión Europea que ratificaran el Convenio en 1998 (McCormick y Schmitz 2001).

  • Muchas marcas han adoptado políticas para contratar personas trabajadoras en domicilio y la Guía de la OCDE de debida diligencia para cadenas de suministro responsables en el sector textil y del calzado tiene un módulo respecto al trabajo en domicilio subcontratado. Este instrumento de la OCDE contó con la firma de 48 países.

    WIEGO armó un manual sobre cómo pueden las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas utilizar la Guía de la OCDE de debida diligencia para cadenas de suministro responsables en el sector textil y del calzado, que explica las disposiciones clave para las empresas multinacionales, su responsabilidad con las personas trabajadoras en sus cadenas de suministro, incluyendo a las subcontratadas en domicilio, y cómo las organizaciones de estas personas trabajadoras pueden utilizar la guía de la OCDE y los procesos de reclamo en sus estrategias de incidencia.

  • En diciembre de 2020, el Consejo de la UE aprobó las Conclusiones sobre derechos humanos y trabajo decente en las cadenas de suministro mundiales. También solicitó a la Comisión redactar un marco jurídico que obligue a todas las empresas consolidadas o de ventas al por menor de la UE a comprometerse con la diligencia debida en materia de derechos humanos y medioambiente en sus cadenas de suministro. “Personas trabajadoras en empleo informal, auditorías sociales y debida diligencia en materia de derechos humanos en las cadenas de suministro” explica por qué esto es importante. En 2012, las organizaciones de personas trabajadoras en domicilio subcontratadas y WIEGO crearon la plataforma de demandas para la Comisión Europea: cadenas de suministro mundiales. Hemos trabajado junto a otras organizaciones y al movimiento de sindicatos para identificar mensajes clave y reforzar la capacidad de las organizaciones de personas trabajadoras en domicilio subcontratadas para llevar a cabo su trabajo de incidencia.

  • Desde el comienzo de la pandemia por la COVID-19, muchas personas trabajadoras en domicilio subcontratadas en las cadenas mundiales de suministro no han recibido pedidos nuevos ni les han renovado los pedidos habituales.

    En abril de 2020, WIEGO se unió a la demanda a las marcas internacionales de la industria de la moda para que pagaran una ayuda única a todas las personas trabajadoras textiles de sus cadenas de suministro durante la crisis de la COVID-19. Las personas trabajadoras incluyen a aquellas que cobran por hora o a destajo, a las personas contratistas dependientes en domicilio y a otras categorías de personas trabajadoras en domicilio. El proceso para determinar esta ayuda única para las personas trabajadoras en las cadenas de suministro vino de abajo hacia arriba.

  • El aumento de la demanda mundial de bienes baratos y que requieren mucho trabajo físico ha incitado a la competencia regional y ha presionado a las manufactureras de Tailandia a reducir costos. El empleo ocasional y la subcontratación de personas trabajadoras en domicilio fue una estrategia para evadir las leyes del trabajo y abaratar costos (Doane 2007).

    HomeNet Tailandia, con el apoyo de WIEGO y otros socios, hizo una campaña durante más de una década para obtener protecciones legislativas para las personas trabajadoras en domicilio subcontratadas. Tanto la Ley de Protección de las Personas Trabajadoras en Domicilio Subcontratadas B.E. 2553 como una política conexa sobre protección social entraron en vigor el 2011. La ley establece que se paguen salarios justos –lo que implica el mismo pago para hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo– a las personas trabajadoras que terminan las prendas en sus hogares para una empresa industrial.

    Lee el artículo Conseguir derechos legales para las personas trabajadoras en domicilio de Tailandia.

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  • La Declaración de Katmandú aborda los derechos de las trabajadoras en domicilio del Sur de Asia. Fue aprobada en el año 2000 por representantes de Gobiernos de la región, organismos de la ONU, ONG y sindicatos de cinco países en una conferencia regional organizada por la Asociación de Mujeres Autoempleadas (SEWA), UNIFEM y WIEGO y recibió el apoyo de la Fundación Aga Khan de Canadá.

    WIEGO fue la encargada de la investigación en cuyos resultados se basó la Declaración de Katmandú.

Organización y voz

Las personas trabajadoras textiles, especialmente aquellas en domicilio involucradas en la producción de prendas, tienen escaso o nulo poder de negociación. Puede suceder que consigan pedidos a través de una persona intermediaria y no tengan contacto con la empleadora principal. La persona intermediaria puede, también ella, tener poco poder.

La mayoría de las personas trabajadoras textiles no están organizadas. En las zonas ligadas a la exportación, las fábricas textiles por lo general no permiten los sindicatos. Y esto no es nuevo. La evidencia sostiene que, en la década de 1990, las personas dirigentes de sindicatos estuvieron entre las primeras en ser despedidas dentro de la industria textil del Este de Asia cuando llegó la crisis financiera (Delahanty 1999).

Las personas fabricantes de prendas de vestir están organizándose para mejorar su poder de negociación y, junto con eso, su seguridad en este comercio tan globalizado. En el mundo, hay varios ejemplos sobre cómo la labor de organización mejora la situación de estas personas trabajadoras, y cómo va creciendo el número de organizaciones, así como sus redes nacionales y regionales (llamadas HomeNets).

En India, SEWA ha trabajado para organizar a las personas trabajadoras textiles, centrándose en un pago mayor por pieza terminada y condiciones de trabajo más justas. En 1986, SEWA negoció un salario mínimo para el trabajo de costura y ayudó a las personas trabajadoras textiles a exigir mejores salarios y condiciones laborales, tarjetas de identidad y protección social, así como cuidado infantil y prestaciones sanitarias (Chen 2006).

Otros grupos ocupacionales

  • Personas trabajadoras del hogar

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  • Personas trabajadoras en domicilio

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  • Personas vendedoras ambulantes y comerciantes de mercado

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  • Personas recicladoras

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