La crisis del COVID-19 y la economía informal es un estudio longitudinal llevado a cabo por WIEGO que evalúa los efectos de la crisis del COVID-19 en ciertos grupos ocupacionales de personas trabajadoras en empleo informal y sus hogares. Mediante una encuesta y varias entrevistas, la primera fase del estudio analizó las consecuencias de la crisis en abril de 2020 y mediados de 2020, en comparación con febrero de 2020 (el período pre-COVID-19). La segunda fase se llevó a cabo a mediados de 2021 para evaluar cómo las personas trabajadoras estaban enfrentando tanto los rebrotes del COVID-19 como las tensiones económicas y en qué medida se habían recuperado, en caso de que así fuera. Este informe presenta un resumen de los hallazgos de la segunda fase del estudio en la Ciudad de México.
Puntos claves
- Reducción de capacidad de trabajo: En 2021, la gran mayoría de las personas trabajadoras
en empleo informal han regresado a trabajar, pero aún no recuperan el número de días que
trabajaban por semana antes de la pandemia —en vez de recuperarse, han perdido poco
más de un día de trabajo desde que inició la pandemia . En este sentido, las personas
trabajadoras no asalariadas han sido el sector más afectado. - Falta de recuperación en los ingresos: Los ingresos tampoco recuperaron su nivel previo
al COVID -19. Las más afectadas en este aspecto son las personas no asalariadas y las
trabajadoras voluntarias en servicio de limpia, cuyos ingresos diarios han caído en un 35 %
y un 27 % respectivamente. - Persistencia de altos niveles de inseguridad alimentaria: A pesar de la recuperación
paulatina en los ingresos, niveles significativos de inseguridad alimentaria persisten entre
las personas trabajadoras. En 2020 y 2021, un 24 % de las personas encuestadas reportó
que una persona adulta en el hogar había pasado hambre porque no había suficiente
comida. Asimismo, un 67 % de las personas participantes reportó haber reducido el
consumo alimentario en los últimos 12 meses. Esta cifra es más alta entre las personas
trabajadoras no asalariadas. - Agotamiento de activos e incremento de deudas: Ante la ausencia de apoyos
institucionales, las personas trabajadoras en empleo informal tuvieron que recurrir a varias
estrategias de adaptación, muchas de las cuales agotaron sus activos y aumentaron su
deuda. Entre aquellas personas participantes que hicieron uso de sus ahorros o vendieron
activos desde el inicio de la pandemia, casi la totalidad (95 % y 92 % respectivamente) ha
sido incapaz de reponerlos. - Aumento de las responsabilidades y cuidados del hogar: A mediados de 2021, casi un
tercio de las personas participantes expresó que el aumento en las responsabilidades del
hogar les impedía o dificultaba trabajar como lo hacían antes de la pandemia. Estas
responsabilidades afectan a una mayor proporción de mujeres (36 %) que de
hombres (19 %).