A medida que nos acercamos al final de 2021, miles de millones de personas se han vacunado contra la COVID-19 –ampliamente considerada la manera para salir de la pandemia– que continúa afectando los medios de subsistencia en todo el mundo. Aun así, en lo que respecta a la distribución de las vacunas a nivel mundial, existe una inequidad descomunal, que hace que muchas personas más, incluidxs lxs trabajadorxs en empleo informal, queden excluidas.

En múltiples partes de África, del Sur y Sureste de Asia y de Latinoamérica, el acceso a las vacunas ha sido insuficiente. Los bajos niveles de vacunación –producto de las inequidades en la distribución de las vacunas y de la reticencia ante estas– incrementan el riesgo de transmisión, hospitalización y deceso por COVID-19; pueden incluso provocar la aparición de variantes más peligrosas. Es en dichas regiones que vive y trabaja la mayoría de lxs trabajadorxs en empleo informal.

El Estudio sobre la crisis de la COVID-19 y la economía informal de WIEGO reveló que, cuando se pregunta a lxs trabajadorxs qué necesitarían de sus gobiernos para apoyarlxs en la recuperación, la vacunación estaba entre las prioridades que lxs encuestadxs consideran les permitirían retomar sus medios de subsistencia de forma legal y segura.

Lxs trabajadorxs informales están en la primera línea y continúan brindando servicios esenciales durante la pandemia, a pesar de ver sus medios de subsistencia y su salud gravemente afectados. En el mundo, hay 2 mil millones de trabajadorxs en empleo informal y son esenciales para la recuperación económica. Si no se protege a lxs trabajadorxs contra la COVID-19, la sociedad tampoco quedará protegida: eso prolongará la pandemia y retrasará y perturbará la recuperación económica, tanto en el ámbito local como mundial. La vacunación contra la COVID-19 es, por tanto, una inversión en lxs trabajadorxs que permitirá, a la vez, controlar la pandemia.

WIEGO colabora con lxs trabajadorxs en empleo informal para que tengan acceso a las vacunas (y a la educación sobre estas). Queremos compartir aquí algunas de sus experiencias con el propósito de aprender de ellxs y seguir apoyándolxs en su lucha para vacunarse en 2022.

Aline Sousa da Silva, presidenta de CENTCOOP, representante del Distrito Federal en el Comité Nacional del Movimiento Nacional de Catadores (MNCR), coordinadora del Secretariado Nacional de Mujeres y Jóvenes de UNICATADORES, Brasil

Sufrimos mucho antes de que nos vacunaran. Comenzamos a trabajar con el gobierno para presentar un plan de adaptación que previniera la COVID-19, con el fin de que lxs recicladorxs pudieran volver a trabajar y fueran consideradxs un servicio esencial.

Nos asociamos con algunas organizaciones de salud para hacer pruebas de COVID-19 a nuestrxs trabajadorxs. Realizamos más de mil y observamos que muchos de lxs recicladorxs eran asintomáticxs. Fue conocer los resultados de las pruebas y darnos cuenta de la necesidad de acceder a la vacuna.

Trabajamos con abogadxs para conseguir que se incluyera a lxs recicladorxs en la lista de población prioritaria. Antes de la pandemia, nunca se pensó en lxs recicladorxs como un grupo prioritario, pero utilizamos los resultados de las pruebas para demostrar que debían serlo. Así permitieron que nos vacunáramos y, en solo dos días, más de 1 500 recicladorxs lo habían hecho. Era una situación muy conmovedora porque teníamos recicladorxs que, por la COVID-19, habían perdido a sus padres, sus amigxs, sus familiares. Muchos lloraban de felicidad pero, por dentro, sentían un gran dolor al recordar a sus madres, sus padres, sus amigos; al pensar cómo podrían haberse salvado si se hubiese ofrecido esta vacuna a quienes tenían prioridad.

Wisborn Malaya, secretaria general de la Cámara de Zimbabue de Asociaciones de la Economía Informal (ZCIEA), Zimbabue

Cuando comenzó el programa de vacunación en el país, el gobierno priorizó a las personas que denominaba “trabajadorxs esenciales”. Comenzamos a hablar su idioma para exigir que lxs trabajadorxs y comerciantes de la economía informal se consideren trabajadorxs esenciales, para que pudieran seguir comerciando.

Mediante nuestras plataformas de WhatsApp, alentamos a nuestra membresía a que se vacunara. También utilizamos nuestras plataformas de redes sociales para brindarle información sobre la vacunación. En esto, incluimos igualmente al público en general porque, como trabajadorxs en la economía informal, no vivimos en nuestra propia isla: vivimos en comunidades y tenemos familia.

Nuestro compromiso con la comunidad viene además con sus propios desafíos porque existen creencias religiosas en el país que se oponen totalmente a la vacunación y algunxs de nuestrxs afiliadxs pertenecen a estos grupos. También hay noticias falsas que se esparcen mediante las plataformas de WhatsApp, lo que genera miedo entre la membresía. Tenemos además el problema de la lentitud para suministrar vacunas en algunas áreas, especialmente en áreas remotas donde la accesibilidad es un problema.

Carmen Britez, vicepresidenta de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH) y secretaria de Organización y Actas de la Unión Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP), Argentina

Articulamos con diferentes sectores para poder presentar una nota pidiendo la vacunación. Articulamos también a nivel provincial para poder hacer campañas de registración de las trabajadoras del hogar y, con ello, obtener la primera dosis de vacuna y la segunda. A nivel nacional, colocamos mesas en nuestras delegaciones para hacer la registración de las trabajadoras porque muchas de ellas no tienen acceso ni a internet ni a cómo se llena un formulario en línea para poder registrarse a la vacunación. Muchas de ellas tampoco saben para qué o de qué manera es beneficioso vacunarse.

Estamos avanzando rápidamente en la cantidad de trabajadorxs, de todas las actividades, que están siendo vacunadxs, pero obviamente dependemos mucho también de las vacunas que vayan ingresando a nuestro país.

Eva Mokoena, presidenta de la Organización de Recicladorxs Africanxs, Sudáfrica

Educamos actualmente a lxs recicladorxs acerca de la vacunación porque descubrimos que la mayoría no creía que existiese la COVID-19. Al ver que se diagnosticaba a las personas, empezaron a creerlo. Aun así, la mayoría no quiere vacunarse por los efectos secundarios. Decidimos entonces capacitar a algunas personas para que, a su vez, capacitaran a otras acerca de la reticencia que provoca la vacunación y de cómo inscribirse para recibir una vacuna.

Muchxs tienen miedo por cosas que leen en redes sociales y porque el gobierno está haciendo poco para educar a la gente sobre la COVID-19. Después de las sesiones de capacitación, logramos inscribir a la mayoría de las personas con pasaporte, pero todavía tenemos dificultades para ayudar a las personas que no cuentan con un documento de identidad porque, sin este, el sistema impide la inscripción.

Al gobierno no le importamos, pretende que nos ocupemos de nosotrxs mismxs, pero nos gustaría tener más apoyo para difundir nuestros mensajes porque la mayoría estamos enfrentando dificultades, especialmente cuando se trata de llegar a recicladorxs en lugares lejanos. Necesitamos ayudar a inmigrantes y a otras personas indocumentadas para que puedan vacunarse.

Debora Contreras, representantes de Promotorxs de Salud del Movimiento de Trabajadorxs Excluidxs (MTE) y la Unión de Trabajadorxs de la Economía Popular (UTEP), Argentina

La señal que nos advirtió que debíamos hacer algo acerca de la vacunación vino cuando varixs colegas fallecieron. Entonces empezamos a pensar cómo podíamos promover la vacunación y cómo combatir las campañas de desinformación acerca de este tema en los medios masivos. Así fue como comenzamos a trabajar a nivel provincial para recuperar la operatividad de la campaña de vacunación contra la gripe, la cual se había detenido por la pandemia. A nivel nacional, recibimos capacitaciones en lo relativo a la vacuna. También organizamos escuadrones de promotorxs de la salud para promover la vacunación y el respeto de las reglas de seguridad e hicimos vídeos sobre la importancia de la vacunación. Para que el Estado nos ayudara, tuvimos que convencerlo de que somos trabajadorxs esenciales. Fue toda una lucha, especialmente para todxs lxs trabajadorxs no registradxs.

También llevamos la atención a la salud, como un tema que necesita abordarse a nivel nacional, y el Estado comenzó a reconocernos como promotorxs de la salud. Para continuar nuestra lucha y lograr vacunarnos, necesitamos que nos respalden como tales.

Reema Mishra, miembro de la Asociación de Mujeres Autoempleadas (SEWA) de Bharat y miembro del Consejo Directivo de SEWA Ruaab, India

Cuando la pandemia llegó a su punto álgido en mayo [de 2021], nuestro trabajo se dificultó enormemente, ya que la enfermedad se propagaba de manera muy rápida. Posteriormente, cuando comenzó la vacunación, la gente entró en pánico porque pensó que morirían quienes recibieran la vacuna. Tras la vacunación, algunas personas tuvieron fiebre, lo que provocó miedo.

Luego, hablamos en SEWA sobre la vacunación y mostramos videos a todas para tratar de convencerlas de sus beneficios. También llamamos a muchas personas para prepararlas para la vacunación. Nos pedían que les ayudáramos a inscribirse. Algunas dijeron que lo habían intentado, pero que no lograban hacerlo. Yo misma lo intenté y pude recibir la vacuna. Luego, el personal de SEWA hizo una lista de todas las hermanas con sus nombres y números de teléfono y cerca de 300 personas terminaron por registrarse en esa lista.

Puede escuchar estos testimonios en su totalidad en la grabación del seminario web de WIEGO: Abogar por el acceso a las vacunas contra la COVID-19: experiencias de trabajadorxs en empleo informal.


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Foto superior: Una persona recicladora en Durban, Sudáfrica. Foto: Jonathan Torgovnik