Norma Palacios es una de las cofundadoras y líderes de SINACTRAHO, un sindicato de trabajadoras del hogar que busca generar conciencia sobre la situación económica y laboral de estas trabajadoras, al tiempo que busca empoderar a sus miembros para reivindicar y ejercer sus derechos como trabajadoras.

Desde el inicio de la pandemia, Norma se dio cuenta de que tenía una oportunidad para entender las necesidades del sector y ver cómo las trabajadoras del hogar enfrentaban la crisis. Cuando las oficinas del sindicato cerraron, se abrieron espacios a través de Zoom, pero se dio cuenta rápidamente de que no era suficiente. “Empezamos a entender que también era necesario ir a ver a las compañeras de los estados, así que empezamos a salir a los estados y escuchar a las compañeras”. Fue entonces cuando dejó su oficina en la capital y empezó a contactar a las trabajadoras en otras provincias.

Al escuchar a las trabajadoras, SINACTRAHO generó una estrategia clara sobre cómo ofrecer asistencia inmediata. Un subsidio en efectivo obtenido mediante la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar les permitió a las líderes ayudar a las trabajadoras domésticas en mayor dificultad a “pagar la renta, comprar medicinas y una canasta básica de alimentos”.

Sin embargo, aunque la asistencia económica inmediata era importante, la asistencia emocional era esencial. “[Las compañeras no van a decir] ‘necesito que me escuchen’, [...] pero ellas van a hablar y hablar, porque sí hay mucha necesidad de ser escuchadas, de contar […] cómo llegaron a ser trabajadoras del hogar, en el lugar donde estaban trabajando cómo las trataban, cómo fueron aguantando situaciones de violencia, de jornadas muy extensas de trabajo, y cómo llegaron a este momento en que simplemente reventó, algo pasó. […] Así que vimos que era necesaria la ayuda psicológica. Y pudimos tener cuatro sesiones con una psicóloga [por Zoom]”.

Estos encuentros también fortalecieron la solidaridad entre las trabajadoras en tiempos particularmente difíciles.


“La mayoría de las veces [...] trabajas en un lugar que es la casa de tus empleadores y tu centro de trabajo, pero tú puedes estar sola todo el día [...] y no tienes acercamiento con otras personas con las que te identificas. Esto sí vemos que cambia, aunque también vemos que pueden desarrollarse estas relaciones cuando tal vez trabajan en [el mismo] edificio o condominio, que se empiezan a entablar estas amistades, pero nosotras vemos que, cuando llegan al sindicato, se fortalecen”.


Con tantas dificultades en sus hogares y en sus lugares de trabajo, el esfuerzo histórico para asegurar la protección social a largo plazo de las trabajadoras del hogar era cada vez más urgente. “Para nosotras, ahorita, lo fundamental es un mayor número de compañeras que pueda acceder a la seguridad social... Nos tiene muy ocupadas ver cómo vamos a resolver ese tema, […] nos toca hacer esta incidencia con las autoridades correspondientes para que cumplan con su trabajo”. En paralelo a su trabajo de incidencia, el sindicato también ofrece asesoramiento legal para las trabajadoras del hogar en relaciones laborales explotadoras o que fueron despedidas sin justificación durante la crisis.

Norma ha sido trabajadora del hogar durante 27 años y, aunque reconoce que está cansada y “tiene miedos, como cualquier otro ser humano”, encuentra fortaleza en este movimiento.


“El hacer todas estas acciones o actividades en la pandemia nos demostró nuevamente que podemos lograrlo todo. También [...] me fortaleció mucho, cuando tuvimos estos acercamientos con autoridades porque tuvimos oportunidades de llevar la voz de nosotras como trabajadoras del hogar. [...] Hay que agarrarse de todas estas mujeres para salir adelante”.


* Esta historia se basa en una entrevista con Norma Palacios durante la ronda 2 del Estudio sobre la crisis de la COVID-19 y la economía informal de WIEGO, realizada en agosto de 2021. Se publicó con el consentimiento de Norma. Lea más sobre la recuperación de la COVID-19 en Ciudad de México aquí.


Foto principal:  Norma Palacios. Crédito: cortesía de Norma Palacios