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Aunque los debates dominantes tiendan a considerar la economía informal como un componente residual, sabemos que, desde el punto de vista del empleo, es en realidad la norma: el 61% de todas las personas trabajadoras del mundo y el 70% de quienes trabajan en países de ingresos medios y bajos tienen un empleo informal.

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Rosalia Sciortino
Lxs trabajadorxs en empleo informal dominan el mercado laboral en el Sureste de Asia, tanto en las zonas urbanas como en las rurales. Más de la mitad de la población ocupada de la mayoría de los países de la región se gana la vida en el sector informal y la proporción supera 80% en Camboya y Myanmar. Las excepciones son Singapur, Brunei y Malasia, donde predominan lxs trabajadorxs formales. Trabajando como vendedorxs ambulantes, trabajadorxs de la construcción y la agricultura, recicladorxs, trabajadorxs en domicilio, trabajadoras del hogar, conductorxs y, cada vez más, trabajadorxs de la economía de plataformas, la “gig economy”, su contribución a las economías nacionales es crucial. Sin embargo, los gobiernos de la región apenas reconocen su valor, como pone de manifiesto la escasa atención que les prestaron en las respuestas de sus países frente a la COVID-19.
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Maguette Diop
La reestructuración del vertedero de Mbeubeuss, donde más de 2000 personas se ganan la vida, forma parte de esta "aceleración" y, a pesar del compromiso del presidente de escuchar las reivindicaciones de lxs recicladorxs, estxs trabajadorxs se quedarán atrás si no se lxs incluye en el proyecto.
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Marty Chen

En todo el mundo, antes de la pandemia de la COVID-19, 260 millones de mujeres y hombres generaban productos o suministraban servicios desde sus hogares o cerca de ellos, con un 86 % (224 millones) en países en desarrollo y emergentes, y un 14 % (35 millones) en países desarrollados.

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Avi Majithia, Shalini Sinha, Malavika Narayan
Delhi se encuentra en una coyuntura histórica crucial. Después de un año de la irrupción de la crisis generada por la COVID-19 y unos meses después de la devastadora segunda ola de infecciones, la ciudad continúa en un estado de crisis. Ahora se presenta la oportunidad, que aparece una vez cada dos décadas, de crear una política que defina una nueva visión para el futuro de Delhi y permita crear cambios potencialmente significativos.